Nuestro Círculo

Año 3  Nº 104                                                   Semanario de Ajedrez                                            31 de julio de 2004

JORGE RUBINETTI (M.I.)

Nuestro entrevistado, el Maestro Internacional Jorge A. Rubinetti, aprendió los rudimentos del juego en su casa paterna a los doce años y durante algún tiempo su padre y su hermano mayor fueron sus únicos contrincantes. Descubre accidentalmente el “Círculo de Ajedrez De Villa del Parque” donde inicia una vertiginosa carrera, ganando sucesivamente los torneos de 4ª, 3ª, 2ª categoría y competencias juveniles que lo llevan a representar a la Argentina en el Campeonato Mundial para menores de 20 años, realizado en La Haya, Holanda, en 1961. Había transcurrido  un año y medio desde su ingreso al C.A.V.P.

Recordemos algunos éxitos de su extensa carrera.

Campeón Juvenil Argentino en 1962. Campeón Metropolitano Superior en 1965.

Maestro Internacional: obtiene el título en el  Torneo Zonal de Mar del Plata de 1969.

Se adjudicó el Campeonato Argentino Superior en cuatro oportunidades, en los años 1971, 1983, 1988 y 1991.

Representó a la Argentina en las Olimpíadas de Lugano (Suiza) 1968, Siegen (Alemania) 1970, Skopje (Yugoslavia) 1972, Niza (Francia) 1974, La Valetta (Malta) 1980, Lucerna (Suiza) 1982, Lucerna 1985, Thesalonica (Grecia) 1988 y Manila (Filipinas) 1992.

Participó en los Torneos Interzonales de Palma de Mallorca (Islas Baleares, España) en 1970 y Toluca (México) en 1982.

Ganó alrededor de cincuenta torneos nacionales e internacionales, pudiendo citarse entre los más importantes a los de Mar del Plata 1971, Zárate 1972, Quito (Ecuador) 1975, Mercedes (Uruguay) 1975, Aguadilla (Puerto Rico) 1988, San Pablo (Brasil), 1972, Mar del Plata 1985, Villa Carlos Paz 1985,  entre otros.

Fue Campeón del Círculo de Ajedrez de Villa del Parque de 1967 a 1973.

Recibió el Olimpia de Plata en 1988. Obtuvo norma de Gran Maestro Internacional en el año 1991.

Desde 1993  dirige la Sala de Ajedrez del “Jockey Club” de Buenos Aires, actividad que lo aleja de la práctica del ajedrez  magistral. No obstante, interviene ocasionalmente en  torneos.

Fue Presidente del Círculo de Ajedrez de Villa del Parque de 1989 a 1992.

NC- Se dice que usted buscaba la perfección en sus partidas, hecho que le acarreaba problemas de tiempo, ¿qué nos puede decir al respecto?

JAR-  Es verdad. En mis comienzos no me conformaba con hacer una jugada "buena". Debía ser la mejor. Pero esa visión tan alejada del ajedrez práctico me llevaba a quedar extremadamente apurado por tiempo. Hacer quince o veinte jugadas en pocos minutos para llegar al  primer control de la 40ª jugada era lo habitual en mis partidas. Paradójicamente en esos momentos me satisfacía encontrar simplemente una jugada aceptable que no estropee la posición. Demás está decir que los errores eran inevitables. Por supuesto que el origen del apuro de tiempo tiene otros componentes, algunos ajedrecísticos y otros meramente psicológicos. Personalmente, hace ya muchos años que superé esa "enfermedad" sin saber realmente el motivo de mi " cura". Supongo que fueron la experiencia, mis mejores conocimientos de las aperturas y de los temas del medio juego, sumados a una mayor seguridad adquirida con la experiencia.

- ¿Cuáles fueron las partidas que más le han marcado y  por qué?

JAR- Recuerdo especialmente dos. Una, mi victoria sobre el gran maestro Milan Matulovic en la Olimpíada de Lugano, Suiza, en 1968. Jugábamos contra Yugoslavia. Najdorf, Panno y Sanguineti habían empatado sus respectivas partidas contra los grandes maestros Gligoric, Ivkov y Matanovic. Mi rival me ofrece tablas en una posición en la que a cambio de la calidad por mí entregada obtengo gran compensación. Sabía que mi posición era ventajosa, pero el reloj apremiaba. Consulté con el capitán de mi equipo, don Miguel Najdorf, quien responde: - ¡Hacé lo que quieras, pibe!.

 

 

Era la contestación que esperaba para seguir la lucha. Continuamos la partida rodeados por los integrantes de ambos equipos, fiscales y el público. Algunos de ellos,  como alguien comentó graciosamente, cómodamente “sentados” sobre los hombros de los jugadores. El apuro de tiempo me hizo olvidar la tremenda presión de jugar bajo la mirada de tan selecto jurado. Superado el apuro de tiempo suspendo en posición ganadora. A la mañana siguiente mi adversario prolongó su agonía al continuar un final sin esperanzas de Alfil y cinco peones contra su Torre. Este importante triunfo le posibilitó a la Argentina vencer al equipo Subcampeón mundial de ese año y uno de los mejores del mundo de aquellos tiempos.

Muy importante fue también mi victoria sobre Daniel Cámpora en la última ronda del Campeonato Argentino de La Plata en 1982. Me impuse en emotiva lucha que se prolongó por 88 jugadas y casi ocho horas de juego. Por ser la última ronda no habría suspendidas y las partidas deberían jugarse hasta su definición. El salón estaba repleto de público y autoridades invitadas a la ceremonia de clausura, pero la realización de este acto se demoró más de lo predecible. Un enorme tablero mural reproducía nuestras jugadas. A poco de salir de la  apertura realizo una  interesante entrega de calidad a cambio de pequeñas compensaciones estratégicas. Luego de largas y lentas maniobras, siempre con pequeña ventaja de mi parte, surgen grandes complicaciones, que me son favorables. Cuando Cámpora inclina su Rey, una jugada antes de recibir mate, un cerrado aplauso coronó mi victoria. Provoqué así un quíntuplo empate en el primer puesto entre Luis Bronstein, Jorge Gómez Baillo, Juan Carlos Hase y nosotros. Esta partida me abrió el camino a la conquista de mi segundo título de Campeón Argentino.

En el Torneo desempate a doble vuelta jugado al siguiente año en San Fernando del Valle de Catamarca, y sin la presencia de Cámpora, vencí en buena forma, con cuatro victorias y dos empates, uno de ellos en la última ronda cuando ya era inalcanzable

NC- ¿Recuerda alguna anécdota ocurrida en algún torneo que nos pueda contar?

JAR- Recuerdo lo sucedido en dos de mis encuentros con el maestro oriundo de Bahía Blanca, Emilio Ramírez. En nuestra partida del Campeonato Argentino  de Quilmes de 1980, luego de hacer mi jugada secreta, se acercan varios participantes a la mesa a evaluar la posición, sugiriendo cada uno distintas alternativas. Muestro la posibilidad de mover mi caballo a una casilla donde puede ser capturado por un peón adversario, pero nadie la consideró seriamente. Cuando reanudamos la partida mi rival se sintió algo sorprendido al ver que ésa fue precisamente la jugada bajo sobre. Logré la victoria en forma matemática diez jugadas más tarde. Al rendirse comenta  que no analizó el sacrificio, pues consideró que si yo lo mostraba sin duda era porque no lo había efectuado. De todas maneras era absolutamente correcto. Años después, en el Campeonato Argentino de La Plata de 1982, con el mismo contrincante nuevamente me toca realizar la jugada secreta. Aparenta existir un sólo camino que desemboca en un final ventajoso para mí. Sin embargo, adentrándome en el análisis descubro una posibilidad increíble. ¡Entregar un caballo por solamente un Peón que apenas se encuentra en la cuarta fila!. Era imposible calcular el sinnúmero de variantes que se originaban, pero percibí las enormes posibilidades que ofrecía. A pesar del riesgo que implicaba decidí efectuarlo. Entrego el sobre y como era habitual en las épocas lejanas de las partidas suspendidas, varios jugadores se acercan a estimar la posición. La primera jugada que muestro es el sacrificio de la  pieza, que recuerdo provocó hilaridad entre los maestros presentes. Incluso alguien llegó a afirmar:¡¡Estoy seguro que no fue tu jugada!!. Cuando reanudamos Emilio no salía de su asombro al ver que realmente esa fue la secreta. Aunque en mis análisis no había encontrado ningún camino forzado a la victoria, la defensa era muy dificultosa. Mi rival no pudo encontrarla frente al tablero. Ramírez se reía mucho cuando comentaba: la primera vez indicaste la entrega de un caballo, no te creí y la realizaste. La segunda  vez señalaste también un sacrificio insospechado, Supuse, esta vez es mentira, pero tampoco acerté. Quiero aclarar que ninguna de las especulaciones sicológicas de mi rival pasaron por mi cabeza.

Simplemente estaba ansioso por conocer cuanto antes los secretos de la posición

NC- ¿Cuál es su parecer respecto de las computadoras y  la Internet en el ajedrez?

JAR- Los avances en la informática aplicada al ajedrez son notables. Las computadoras en los últimos años se han desarrollado de una manera acelerada. Por ejemplo el programa X3D Fritz que hace pocos meses empató con  Kasparov un “match” a cuatro partidas llega a considerar tres millones de jugadas por segundo. A la  pregunta de los ochenta  ¿podrá el hombre crear una máquina que lo supere? la debemos replantear como ¿cuándo la máquina se impondrá al hombre?. Pocos dudan que muy pronto. En el presente sólo un pequeño grupo de los mejores jugadores del mundo puede aspirar a competir con éxito contra los mejores programas. En partidas  rápidas muy pocos resistirían.  Una de las ventajas de los programas es que generalmente juegan 15 o 20 jugadas de libro antes de empezar a computar por primera vez. Sin este aporte del conocimiento humano serían mucho más débiles.

 

 

 

 

 

También en los finales las computadoras obtienen gran ventaja al  acceder a bases que juegan a la perfección los finales de hasta seis piezas. Inmediatamente reconocen si un final se gana, se pierde o se empata y en cuántas movidas.

Existen  bases de datos cada vez más abultadas, donde hablar de dos millones de partidas es lo  usual, lo que nos permite conocer de antemano las líneas predilectas de nuestros rivales en la preparación previa a las partidas. Los programas de entrenamiento de táctica y finales también son un auxiliar valioso para el mejoramiento de nuestras capacidades. Debemos agregar el gran cambio que Internet produjo en nuestro presente. Enorme cantidad de información, acceso a partidas en tiempo real, la posibilidad de enfrentarse con jugadores de todo el mundo a cualquier hora y desde cualquier lugar, aceleraron notoriamente los tiempos de aprendizaje del juego. Una de las consecuencias es que veamos aparecer nuevos grandes maestros cada vez más jóvenes.  Treinta o cuarenta años atrás quién antes conseguía información de los torneos más importantes del mundo obtenía una indiscutible ventaja sobre sus rivales. Y esa información tardaba en llegar, generalmente de la mano de  revistas soviéticas especializadas. Una innovación teórica le permitía a un maestro a veces ganar varias partidas de la misma manera, incluso meses o años después de haber sido jugada por primera vez.  En nuestros días cualquier innovación difícilmente tendría éxito en más de una  partida ya que prontamente sería comentada en las principales páginas especializadas. Pero tal exceso de información no es de fácil manejo, y puede confundir a los jugadores en formación. Para concluir diremos que estos adelantos modernos originaron nuevas  formas  de relacionarse, más frías y despersonalizadas. Notamos por ejemplo que a pesar del masivo aumento de aficionados la vida social en los clubes disminuyó notoriamente.

NC- ¿Qué piensa sobre el presente y futuro del ajedrez argentino y  mundial?

JAR- Es difícil hablar del ajedrez nacional sin recordar la potencia mundial que fue Argentina durante la segunda guerra mundial y en las décadas siguientes. Recordemos los subcampeonatos mundiales obtenidos en las olimpiadas de Dubrovnik 1950, Helsinki 1952 y Ámsterdam 1954.

A partir de los años ochenta lentamente fue perdiendo prestigio y sostén. El apoyo económico se hizo cada vez más escaso. Los torneos de trascendencia han prácticamente desaparecido. No obstante nuevas y talentosas figuras no cesan de aparecer. Lamentablemente sólo aquellas que puedan completar su desarrollo en el exterior podrán  llegar a ocupar los puestos de privilegio.

El ajedrez internacional, excluyendo parte de Europa, parece mostrar similares  signos de decadencia. 

Puedo agregar que no me gusta el nuevo procedimiento utilizado por la FIDE para la  selección del campeón del mundo. El  sistema de eliminación, definido muchas veces en partidas rápidas, no es de mi agrado. Sin olvidar el hecho que varios de  los mejores exponentes del juego por diversas razones no intervienen.

Esperemos que el actual proceso de reunificación, luego del cisma producido en 1993, cuando Kaspárov y Short decidieron luchar por el título mundial a espaldas de la Federación Internacional, llegue a buen término.

La siguiente partida recibió el premio de belleza a la mejor partida del torneo, consistente en una bella escultura del artista plástico argentino Antonio Pugía

Rubinetti, Jorge   -   Seidler, Aldo

 Mar del Plata 1976
 

1.e4 c5 2.Cc3 d6 3.Cge2 Cf6 4.g3 b5 5.Ag2 Ab7 6.d3 a6 7.0–0 e6 8.a3 Dc7 9.h3 h6 10.f4 d5 11.e5 Cfd7 12.f5!  Cxe5 13.fxe6 fxe6 14.Cf4 Rd7 15.Dh5 g5

 

16.Cxe6!! (Profunda combinación hecha luego de más de una hora de reflexión) 16...Rxe6 17.Txf8! Txf8 18.Dxh6+ Tf6 19.Axd5+! (El fundamento de la combinación) Re7 [Si 19...Axd5 20.Dxf6+! Rxf6 21.Cxd5+ decide] 20.Axg5 Cf3+! 21.Rg2 [ No 21.Axf3? Dxg3+] 21...Cxg5 22.Te1+ Ce6 23.Dg7+ (Las blancas debieron calcular hasta aquí el sacrifico realizado en la 16ª jugada) 23...Rd6 24.Dxf6 Axd5+ 25.Cxd5 Dd7 26.Cf4 Db7+ 27.Rh2 Cd7 28.Dxe6+ Rc7 29.Cd5+ Rb8 30.Dd6+ Ra7 31.Te7 Td8 32.Cf6  y las negras abandonaron

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